REDACCIÓN.- La cerveza, una de las bebidas alcohólicas más consumidas en todo el mundo, ha sido objeto de numerosos estudios científicos, muchos de los cuales sugieren efectos tanto positivos como negativos en la salud humana.
Esta bebida alcohólica, no destilada, fermentada a base de granos de cebada u otros cereales (trigo, mijo) y aromatizada con lúpulo, que le da un sabor amargo aporta nutrientes al organismo, ya que contiene vitaminas B12 y niacina, además de agua y fósforo. Sin embargo, su porcentaje de alcohol hace que su consumo deba ser moderado.
Qué le hace la cerveza a los riñones
El alcohol produce que el cuerpo se deshidrate con más facilidad y pierda agua a través de la orina. Además, tiene un gran aporte de calorías, lo que hace que el cuerpo aumente de peso. El incremento corporal o la obesidad es un problema con el que los riñones tienen también que lidiar, ya que se vuelve más propenso a generar estos cálculos renales.
Según especialistas en salud renal de Mayo Clinic, los riñones son responsables de filtrar la sangre, equilibrar los líquidos en el cuerpo y eliminar desechos. Cuando el cuerpo se ve sobrecargado de sustancias, como las que contiene la cerveza, sus funciones se ven comprometidas. En particular, el alcohol contenido en la cerveza puede interferir con la función renal, sobre todo cuando se consume en grandes cantidades.
Uno de los principales riesgos es el aumento de peso. La cerveza, rica en calorías vacías (es decir, calorías que no aportan nutrientes esenciales), puede contribuir al sobrepeso, un factor que genera presión adicional sobre los riñones. El exceso de peso, a su vez, incrementa la posibilidad de formar cálculos renales.
¿Qué pasa si tomo cerveza todos los días?
El consumo de cerveza diario también puede producir efectos negativos inmediatos, como la deshidratación, que es común debido al efecto diurético del alcohol.
El riesgo de deshidratación severa puede llevar a complicaciones renales, especialmente en personas con predisposición a problemas renales preexistentes.
Expertos de los Institutos de Salud de EEUU (NIH, por sus siglas en inglés) precisan que el alcohol puede provocar un desequilibrio en el mecanismo de filtrado, pues inhibe la secreción de la hormona antidiurética secretada por la glándula pituitaria, encargada de reabsorber agua por parte del riñón.
Además, sumado al efecto diurético del alcohol, acentúa el estado y el efecto de la deshidratación, causante de la bien conocida resaca. Los expertos incluso afirman que beber alcohol en grandes cantidades puede provocar un síndrome de necrosis tubular aguda, que puede derivar en insuficiencia renal aguda e incluso en enfermedad renal crónica.
Datos sobre el consumo de alcohol
En uno de los últimos estudios internacionales grandes publicados por la OMS en 2021, se estima que el consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasionó un promedio de 85 mil muertes anualmente entre 2013 y 2015 en las Américas, donde la ingesta per cápita es 25% mayor a la del promedio mundial.
El trabajo publicado en la revista Addiction precisó que el consumo de bebidas alcohólicas es un factor contribuyente en más de 300.000 muertes (5,5%) al año en la Región de las Américas. Y que el número de hombres que murieron por consumir bebidas alcohólicas fue mayor por mucho al de mujeres. Los hombres representaron 83,1% de las muertes atribuibles exclusivamente a ese consumo.
Según un informe anterior, de 2019, 400 millones de personas en todo el mundo padecen trastornos por consumo de alcohol, y de ellas, 209 millones tenían dependencia del alcohol.
Los Institutos Nacionales de Salud de EEUU detallaron algunas de las bebidas alcohólicas que contienen diferentes cantidades de alcohol. Así, precisó que la cerveza tiene aproximadamente 5% de alcohol, aunque algunas cervezas tienen más. El vino generalmente tiene de 12% a 17% de alcohol. Y los licores fuertes y el whisky o vodka tienen aproximadamente 40% de alcohol.
Un estudio reciente publicado en la revista JAMA Network Open en agosto de 2024 sostuvo que el alcohol se vinculó con un aumento en las muertes por cáncer entre los adultos mayores, y el aumento en el riesgo fue más pronunciado en los que tenían otros problemas de salud o vivían en áreas de bajos ingresos.
La OMS recuerda que incluso los niveles bajos de consumo de alcohol “pueden traer riesgos para la salud”, pero agrega que “la mayoría de los daños relacionados con el alcohol provienen de un consumo excesivo de alcohol episódico o continuo intenso”.
¿Qué pasa si una persona con insuficiencia renal toma cerveza?
Un estudio reciente reveló que la cerveza contiene oxalatos, compuestos de sales que, al eliminarse a través de la orina, pueden contribuir a la formación de cálculos renales, particularmente los de oxalato cálcico. Este tipo de piedras, las más comunes entre los cálculos renales, se forman cuando los riñones no pueden diluir adecuadamente los residuos del cuerpo.
Según la Clínica Mayo, los cálculos renales pueden originarse por diversas razones. El consumo excesivo de oxalatos uno de los factores involucrados. La presencia de oxalatos en la cerveza, por tanto, podría ser un factor de riesgo si la bebida se consume en exceso y sin la debida moderación.
Otro efecto secundario importante asociado con el consumo excesivo de cerveza es el riesgo de diabetes. Al ser rica en carbohidratos, la cerveza aumenta los niveles de azúcar en la sangre.
Con el tiempo, esta elevación continua de los niveles de glucosa puede hacer que el cuerpo reduzca la eficacia de la insulina, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. La diabetes es un factor de riesgo importante para la aparición de enfermedades renales crónicas, lo que añade otra capa de preocupación sobre el consumo excesivo de cerveza.
Los beneficios potenciales de la cerveza
A pesar de los posibles riesgos asociados al consumo excesivo de cerveza, investigaciones recientes sugieren que, en moderación, la bebida puede tener beneficios para la salud renal.
Un estudio destacado ha revelado que la cerveza puede contribuir a la salud de los riñones gracias a sus propiedades. El estudio, elaborado por los nefrólogos Pietro Manuel Ferraro, Eric Taylor, Giovanni Gambaro y Gary Curhan y publicado en la revista Clinical Journal of the American Society or Nephrology, demostró cómo la cerveza serviría para reducir el riesgo de desarrollar cálculos renales.
“El consumo de gaseosas o jugos azucarados se asocia con un mayor riesgo de formación de cálculos, mientras que el consumo de café, té, cerveza, vino y jugo de naranja se asocia con un menor riesgo”, concluyeron los autores del estudio, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma.
Además, el alcohol en la cerveza estimula la producción de orina, lo que puede ayudar a eliminar toxinas y residuos del cuerpo de manera más eficiente. En este sentido, el consumo moderado podría ser beneficioso para mantener una función renal adecuada, al promover la eliminación de sustancias no deseadas.
En otro estudio científico, se estudiaron los efectos asociados a la cerveza sobre los factores de riesgo cardiovascular y metabólico para identificar un nivel de consumo que pueda considerarse “moderado”.
“Estos datos concuerdan con la mayoría de los hallazgos de revisiones/metaanálisis y estudios de cohorte, que informan un efecto protector del consumo moderado de alcohol para la ECV (enfermedad cardiovascular) en comparación con la abstención, el consumo anterior o el consumo ocasional“, aseguraron los doctores Vicente Pascual, Ramón Estruch y Marcos Ascensión en la investigación publicada en la revista Nutrients del NIH.
Además, el consumo moderado de cerveza se asoció con aumentos en las propiedades antioxidantes de las lipoproteínas de alta densidad, que facilitan el eflujo de colesterol.
Los científicos afirmaron también que la cerveza contiene ciertos nutrientes beneficiosos como las vitaminas B12 y niacina, que son esenciales para el funcionamiento adecuado del organismo. Estas vitaminas desempeñan roles clave en la regeneración celular y en la producción de energía.
La cerveza también tiene un alto contenido de fósforo y agua, lo que contribuye al equilibrio de líquidos en el cuerpo y favorece el proceso de filtración renal. Si bien el nivel de alcohol en la cerveza debe ser controlado, algunos estudios sugieren que las pequeñas cantidades de esta bebida podrían beneficiar la función renal al mejorar la circulación sanguínea y estimular el metabolismo de los riñones.
Es importante tener en cuenta que los beneficios para la salud renal solo se observan cuando la cerveza se consume con moderación. Como en casi todas las situaciones relacionadas con la salud, la clave está en la cantidad. El consumo excesivo de cerveza no solo puede generar los riesgos mencionados anteriormente, sino que también podría agravar problemas preexistentes, como la hipertensión o la insuficiencia renal.
La diferencia entre el consumo moderado y el abuso de la cerveza es clara: el primero podría tener un impacto positivo, mientras que el segundo podría generar serios problemas. La moderación es esencial para evitar los efectos negativos de las calorías vacías, la deshidratación y la sobrecarga de los riñones. Es crucial también considerar los factores personales, como la predisposición genética a enfermedades renales o metabólicas, ya que en algunos casos, incluso un consumo moderado puede no ser recomendable.
El riesgo de enfermedades renales crónicas
A largo plazo, el consumo excesivo y prolongado de cerveza puede llevar a enfermedades renales crónicas, una condición que afecta la capacidad de los riñones para filtrar los desechos del cuerpo. La lesión renal aguda es otro riesgo asociado con el consumo excesivo de alcohol, en este caso, a través de la cerveza. Esta condición puede ser tratada si se detecta a tiempo, pero de no ser controlada, puede desencadenar problemas más graves. El alcohol también puede interferir con el equilibrio de líquidos en el cuerpo, lo que podría agravar la función renal ya deteriorada.
En este contexto, es esencial que las personas que padecen enfermedades renales o que tienen factores de riesgo, como diabetes o hipertensión, eviten el consumo de cerveza o lo hagan solo bajo estricta supervisión médica. El riesgo de sufrir complicaciones graves aumenta considerablemente en estos casos, por lo que el autocuidado y la orientación profesional son fundamentales.
El consumo de cerveza, como muchos otros aspectos de la vida, debe manejarse con precaución. Aunque sus efectos sobre los riñones pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales, depende de la cantidad consumida y de las características individuales de cada persona.
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