Redacción.- Migrantes en la frontera sur de México piden apoyo a la mandataria Claudia Sheinbaum para que los deporte porque prefieren retornar a sus países antes que quedarse en territorio mexicano frente a las restricciones que se avecinan con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Cientos de migrantes en el albergue Jesús el Buen Pastor, el más grande y antiguo de Tapachula, la principal ciudad del límite de México con Centroamérica, desean volver a sus países por la incertidumbre que ha desatado Trump y las políticas restrictivas del Gobierno mexicano, que impide su avance hacia el norte.
En el refugio hay ahora 1.300 migrantes, el 70 % hondureños, lo que ha llevado al colapso, mientras el Consulado de Honduras en Tapachula no garantiza su atención, según denunció el administrador del espacio, Herbert Bermúdez, en una entrevista.
«Esa es una cosa que estoy viviendo ahorita, personas que no han estado acá, vienen, han llegado al Consulado a pedir retorno voluntario y lo que hacen es darle un papel, los mandan a (Instituto Nacional de) Migración y lo que hace Migración es venir a dejarlos», describió.
El activista indició que en el albergue hay «bastante gente retenida, como que ya no quieren seguir y, con base en eso se está mirando mucho movimiento de caravanas, algo que es bien fatal porque arriesgan mucho a los niños».
Opciones poco atractivas para migrantes
Ante los amagos de Trump, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, afirmó este lunes que los migrantes ya no avanzan a la frontera con Estados Unidos porque «desde el sur de México se les dan distintas opciones», como «quedarse en México a trabajar» o en un albergue.
Pero indocumentados consultados en Tapachula prefieren una tercera alternativa propuesta por la mandataria: apoyo para regresar a su país.
Entre ellos está Walter Oliva, salvadoreño que pidió asilo en Tapachula y Estados Unidos, pero las autoridades lo negaron con el argumento de que «las cosas ya están mejor» en su país, por lo que regresó al albergue Jesús el Buen Pastor, donde estuvo meses antes, para pasar unos días y retornar a El Salvador de forma voluntaria.
«(Quiero) regresarme porque no tengo otra alternativa a El Salvador. Me he encontrado que hay mucha gente que es discriminativa con el inmigrante, tienen doble moral. Hay quien ayuda, pero (también) el que ayuda con otra intención, he visto hasta casos de violación en ese aspecto», narró.
El migrante aseveró que no ha recibido ayuda oficial para volver a su país, por lo que sigue varado en México.
«Mi retorno es voluntario y ahorita no hay repatriación segura por lo que he tenido que bajar por mis propios medios», contó.
La hondureña María Lucinda López también quiere volver de forma voluntaria tras su fallido intento de ir a Estados Unidos, pues se le terminó el dinero para seguir avanzando.
Acudió al Consulado de Honduras para obtener apoyo, pero no logró una respuesta satisfactoria y ahora espera en el albergue.
“Yo me quiero regresar a mi país porque ya no tengo ayudas allá arriba, no puedo seguir en un país que no es mío con mi hijo menor de edad exponiéndonos a mucho peligro que hay aquí, nosotros hemos pasado por mucho peligro y (a) ellos (los funcionarios) no les interesa eso», lamentó.
Aunque el encuentro diario de indocumentados en la frontera de Estados Unidos ha disminuido un 75 % desde diciembre de 2023, el Gobierno de México detectó un récord de más de 925.000 migrantes irregulares de enero a agosto pasado, una subida interanual de casi el 132 %.
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